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Monday, September 27, 2010

La cita

La esperé en el parque
frente al rosedal
de aquel otoño
teñido de amarillo
en la copa de los árboles.

Soplaba un leve
viento sur
y un escalofrio
echó raíces en
la agonía de la tarde.

En el bolsillo de la campera
estaba la carta escrita
con mano temblorosa
como si el temor de las
letras pudieran herir
al ser leídas.

Cuando asomó su figura
sobre el sendero de
pedregullos marrones
y la ví venir,
sentí que el silencio
de las primeras sombras
serían los únicos testigos
de aquella cita.

Ajusté la bufanda,
apagué el cigarrillo,
y me dispuse a escucharla
sabiendo, de antemano,
que el arrepentimiento
no serviría para nada.

VII/2006

Monday, September 20, 2010

Celos (III)

La lumbre del cigarro
delataba una figura
en la penumbra
como presagio del alba.

Era el segundo pitillo
que gastaba desde la
medianoche, mientras
la tensa espera
olía a tabaco y revancha.

Horas atrás, en el velorio
del tuerto Gutiérrez,
le birlaron la dama.

Cuando intentó dar los pésames
a la pulposa hija del finado,
su imaginaria pretendida,
el encargado del guinche
le ganó de mano.

Más veterano en esas lides
el guinchero de labia entradora
acaparó la atención
de la desconsolada niña,
casi toda la noche.

Por esa razón
y unas cuantas más
que no valían la pena recordar,
el desdichado galán,
con los puños bien apretados,
aguardaba la salida del susodicho,
para arreglar cuentas, si posible,
por las malas y no por las buenas.

IV/2007

Monday, September 13, 2010

Barranca abajo

La primera noche
nos fuimos de copas
al boliche de la bahía
hoy, un destartalado
depósito de cueros.

Volvía yo de un largo
y tedioso viaje,
ella de un divorcio
contradictorio.

La música
y los tragos hicieron
el resto.
La pasión caminó
sin prisa y sin pausas
por la cabecera de bronce
y el susurro de la brisa
marinera,
aplacó el instinto de dos
seres solitarios.

Cuando las luces del alba
alumbraron el borde
de la cama,
me levanté muy despacio
para no despertarla.

La magia había muerto con
las últimas sombras.
Tomé el saco arrugado,
cerré la puerta con cuidado
y me fui fumando
barranca abajo.

VIII/2006

Monday, September 06, 2010

La línea imperfecta

La línea imperfecta
que separa la vida
de la muerte,
está hoy presente
en la rutina de las
horas desapacibles.
Ha pasado el tiempo
sin tí, mujer primigenia,
y mis fantasías
te siguen buscando
en los rosales dispersos
prendidos en la cuerdas
de tu guitarra.