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Sunday, September 30, 2007

Las luces

Revestidas
estaban las paredes
de ámplias
cortinas de raso y seda.
El salón impresionaba
con su araña de cristal
colgada en techo
con frescos venecianos.
En un costado,
sobre la ventana
que daba al río,
un reclinatorio
igualmente adornado,
servía para que
la anciana dama
dijese sus oraciones
vespertinas,
en breviario con
tapas de nacar.
Amanecía aquella
mañana de primavera,
cuando llamaron de
urgencia al
cura de la parroquia.
Fue su último deseo
que encendieran
todas las luces
en el momento de
su partida,
porque habiendo
nacida ciega
confiaba que, al entrar
en las tinieblas,
los caireles brillantes
tallados en algún
lugar de Bohemia,
guiaran sus pasos
vacilantes.

Publicado el 1 de Diciembre de 2005

Sunday, September 23, 2007

Estampas

En la tarde noche
de aquel viernes fatídico
se cruzaron dos miradas
como lanzas afiladas.
Ninguno esgrimió argumentos
valederos.
Unos compases muy suaves
rasgaron el crepúsculo
con las notas de una guitarra.
El odio se hizo carne
en los cuerpos envarados.
Una estrella asomó
como santo y seña
de la noche niña,
y en los techos
enmohecidos
se posó una golondrina
viajera.


Del libro "CLARA"
Edit. Dunken - Enero 2006

Sunday, September 16, 2007

Rapsodia

Aquel verano
fue como una rapsodia
paseando por las calles
de Budapest.
Nos amamos
como pudimos
entre las esquirlas
de nuestros viejos
resentimientos.
Vaya uno a saber
cómo se puede amar
y odiar al mismo tiempo,
sin espacios ni concesiones.
No tuvimos el valor
de romper los estigmas
marcados a fuego,
por los tabúes familiares.
Y cuando acabó el verano,
junto a las primeras hojas
desprendidas por el otoño,
nos encontramos sin fuerzas
para enfrentar al destino.
En la añosa estación
de ladrillos rojos,
la ví subir al tren
con su gastada maleta,
sin rumbo cierto.
Escondido en una
de las plataformas
quise ser el viento
para seguirla,
pero que me quedé sorbiendo
el llanto que me apretaba
la garganta.

Publicado el 3 de enero de 2006

Sunday, September 09, 2007

El juicio

Conforme a derecho
el fiscal solicitó la
pena de muerte.
La sala de audiencias
colmada hasta los techos,
guardó un silencio
que pesaba en el ambiente
como plomo en quintales.
El juez observó
al jurado
y el acusado, tambloroso,
casi patético,
apoyó la cabeza
en ambas manos.
Por su mente
afiebrada y confusa
se deslizó la visión
sombría de una
pasión torturante
y torturada,
que lo llevó a rastras,
en un río de sange,
aquel lejano domingo
de Ramos.

Publicado el 12 de enero de 2006

Sunday, September 02, 2007

Estampas VII

Tu caminar invisible
despertaba en mis ojos
una luminosidad
especial.
Te conocí en la
mitad de mi vida,
cuando volvía
con las heridas abiertas
por una sucesión de
fracasos.
Qué importante fue
tu piel quemando
mis pausas
entre claraboyas
y espejos azulados.
Como nada es eterno,
un día te fuiste
recostada en las penumbras
de la luna.

Publicado el 13.12.05