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Monday, December 25, 2006

Dolor

Cuando en la esquina del dolor
recostose el amor de aquella niña,
traspasada por el dardo
de una traición,
las espinas del rosal
dejaron escapar unas finísimas
gotas de sangre.

Sunday, December 17, 2006

Una pausa en el camino

En la escala de valores que uno va conociendo en este mundo, hay verdaderos nichos donde calmamos la sed del alma y encontramos un refugio seguro.

Nos acercamos al momento del balance y en estos años que compartí y comparto con Uds., compañeros de ruta, la amistad que surge de la palabra escrita, impone la necesidad de acercame a cada uno para entregarles mis mejores deseos por la Navidad y que el 2007, sea un año que llene sus alforjas con salud y prosperidad.

Hemos conformado un círculo cuyos ejes confluyen hacia la pasión por las letras y, aunque esta nueva forma de relacionamiento, no nos permita una charla cara a cara, siento muy profundamente el calor de sus presencias.

Les abraza,

Fernando Giucich

Sunday, December 10, 2006

Amanecer

Recostado en una
de las columnas
de la galería,
trataba de encontrar,
en el suave aroma
de los jazmines,
la serenidad necesaria
para reescribir una historia.

Pero me dejé llevar
por el vértigo de la fantasía
y terminé observando
un amanecer a toda orquesta,
mientras la historia se perdía
en la fina estampa
de los rosales en flor.

Sunday, December 03, 2006

Sobrevivir

Clausuradas las puertas
de la conciencia,
ante el dolor flagelante
de aquella traición,
intentó el suicidio
como última instancia.

Cuando la veo caminar
sin rumbo,
por el parque del hospicio,
donde paga el precio
de haber sobrevivido,
siento una terrible
sensación de impotencia
al no poder tenderle una mano
en su tránsito alocado
entre el ser y la nada.

Sunday, November 26, 2006

Camalote

Al otro lado del río
junto a las piedras de la orilla,
crecía una flor de camalote
que la riada dejola al pasar.

Una tarde de verano,
cruzando a nado,
me acerqué para mirarla ,
pero un remolino
me impidió avanzar.

Hice varios intentos,
pero conociendo al río,
desistí ya que
esos embudos traicioneros
arrastran sin piedad al menor
descuido.

Entonces, pensé que,
por alguna razón poderosa
la flor estaba protegida,
así como nosotros cuidamos
nuestros propios capullos que
nacen desde el corazón.

Sunday, November 19, 2006

Al pasar

Cuántas veces traté
de armar el rompecabeza
de mi vida y otras tantas
me faltaron las piezas
necesarias para lograrlo.

Es muy probable,
que en el intento de alcanzar
la perfección,
perdí muchas de ellas
al escalar el monte
por la pared más empinada.

Sunday, November 12, 2006

Historias comunes (III)

Aquella tarde
cuando el invierno de Praga
golpeaba con toda
su distinguida blancura,
nos citamos a tomar un café
en el Barrio Judío.

Habían pasado diez años
desde nuestro último
y único encuentro, cuando
coincidimos en la Bertramka
para escuchar el concierto
de un cuarteto de cuerdas.

En un momento del adagio
que remontaba suavemente
la cuesta del cantabile, ella,
que estaba sentada a mi derecha,
me preguntó, de improviso,
si me gustaba Mozart.
La miré con extrañeza, ciertamente,
y un par de ojos negros me
adormecieron como un remanso
de agua tibia.

Fue un amor pasajero,
como los cuentos de hadas,
llenos de luces y sombras.
Le regalé una copa
de cristal de Bohemia y ella,
una corbata italiana.
Intercambiamos direcciones
y cada uno partió en su
caminar por el mundo.

En Abril del año pasado
recibí una carta suya, timbrada
en Viena.
Era breve y concisa.
Para que tuviera la certeza de
su indentidad, venía compañada
de una foto que nos habíamos
tomado en el Puente de Carlos.
Hicimos dos copias y yo,
había extraviado la mía.
Si, efectivamente, era ella
y me avisaba que pasaría las
Navidades en Praga.
Podía ubicarla en un viejo hotel
de la Retezova ulice.

No existe una explicación
verdadera y fehaciente
sobre determinadas decisiones.
Si me preguntan hoy
las razones de mi sentir,
no sabría la respuesta.
Simplemente, el 23 de diciembre,
tomé el vuelo nocturno que me
dejó en Ruzyne 15 horas después.

Esta historia no tiene
un final que podría
merecer un lector interesado
en desentrañar el alma humana.

Volví a mi casa el 31 a la mañana,
con otra corbata italiana,
una dirección de e-mail
y un cierto dolor en el pecho.

Sunday, November 05, 2006

Reflexiones (II)

Debemos entender
que no todo es igual.

Pero, es tan difícil.

Los años van descendiendo
en la escalera del tiempo, casi
sin darnos cuenta.

Allí donde estaba una flor
hoy languidece un árbol seco.
Allí donde germinaba la semilla
con rapidéz y color,
encontramos un campo yermo
y curtido por la sequía.

Hasta el amor va cambiando
porque si ayer deshojábamos
margaritas, hoy las preferimos
frescas y enteras.

Hasta el sonar de las castañuelas,
en noches de fiesta, se ha convertido
en un allegro vivace
que, en ciertos paréntesis,
puede alcanzar a un
andante cantabile.

Sunday, October 29, 2006

Historias comunes (II)

La madre la regaló
apenas nacida.
Fue producto
de la violación rutinaria
del patrón con la
mucama.

Nadie en la casa
se dió cuenta,
hasta el quinto
mes de embarazo.
Inventó sobre
un novio pueblerino
por temor a que
la echaran.

La mujer del patrón,
solícita y abnegada,
le habló de unos amigos
que vivían en un país del
norte y que no podían
concebir hijos.

Con 17 años encima,
casi analfabeta y sin
mucha capacidad
de reacción,
entregó mansamente
aquel montoncido
de pelo negro
y volvió al trabajo
sin chistar.

En la cascada de los años,
cuando las luces del alba
asomaban en los amaneceres
campesinos, miraba el cielo
y se preguntaba si aquella
niña que parió alguna vez
fue nada más que una fantasía.

Pero la puntada helada
tocándole el corazón,
le hacía saber que sí
ocurrió, porque una noche
de verano , después
de una farra,
el señor de la casa
la empujó sin miramientos
atrás de la carbonera.

Sunday, October 22, 2006

Pregunta

El círculo fue cerrándose
a medida que un espiral
de humo luchaba
por alcanzar el cielo.

El pájaro azul anidaba
en el pinar del río,
mientas el silencio
de la tarde, traducía
con parsimonia,
la cercana noche.

La serena belleza
del paisaje me trajo
un pedazo de paz
encapsulado en las
flores que asomaban
al borde del estanque.

Cuando apareció la
primera estrella,
me pregunté si habría
otro día igual.

Monday, October 16, 2006

Historias comunes

Los había seguido
toda la tarde;
desde el encuentro
en la entrada lateral
del museo;
cuando alcanzaron un taxi
y descendieron
en el hotel por horas;
y, finalmente, tras caminar
pocas cuadras,
hasta la confitería frente a
la plaza.

Sentado en el banco
junto a la fuente,
analizó todas las
alternativas posibles:
entrar al local,
esperarlos a que salieran
o, bien, aguardarla
cuando llegara a casa.

La última no le pareció viable
por los niños que, a esa hora,
estarían con la abuela.
La calle, tampoco le sedujo: mucho
tráfago y gente saliendo de las
oficinas.

Entonces, la primera
era la más potable:
luces de colores y
espejos refulgentes.

Aspiró profundamente,
trago saliva,
aflojó el nudo
de la corbata,
abrió el portafolio
de fino cuero
y empuñó la automática
comprada el día anterior.

Sunday, October 08, 2006

Flor en primavera

Me tomó de la mano
para revelar que,
más allá de la blusa
había secretos bien
guardados.

Cuando descubrí
que la seda de su vientre
escondía el cielo y la tierra,
me perdí entre sus piernas
conjugando el perentorio
deseo de encontrar
la eternidad.

La tinta de sus cabello
me sirvió para escribir
el catecismo de la lujuria.
Había perdido la noción
de las horas,
cuando apoyé la cabeza
en el valle de sus pechos
desnudos
para escuchar el murmullo
de la pasión ya dormida.

Por un instante soñé
que el hechizo me había
regalado los años perdidos,
más el despertar de la
mañana, desplegó
la realidad intangible,
esa demostración clara
y precisa que el paso
de la vida, es como
la burbuja engañosa
en copa de cristal.

Dejé unos billetes
sobre las cobijas sudadas
y, temiendo enamorarme
de esa flor en primavera
me fuí silbando,
muy quedamente,
un viejo valsecito peruano.

Sunday, October 01, 2006

Celos (II)

Pasé la noche en vela
fumando un cigarrillo
tras otro,
contemplado el huir
de las nubes
a caballo de los cerros.

Recién a la madrugada,
cuando los destellos recelosos
del poniente,
alumbraron el jardín
de invierno, intenté
tomar el teléfono.

Pero el vocear de la conciencia
y el fuego de mis entrañas,
me impidieron que te
llamara.

Cómo decirte,
sin odios ni rencores que,
caminando por el prado
te ví, tomados de la mano,
con aquel bastardo
que todavía es tu marido.

Sunday, September 24, 2006

Los juncos y el viento

La luna ha perdido
el brillo tras las nubes
de tormenta.

Estoy sumido
en la confusión de la locura
y el viento
ahoga su llanto en
el soliloquio de los juncos.

Las sombras polvorientas
aguardan más allá
de los maizales.
Tengo miedo
de esta tristeza
que asoma, indefinible,
sobre el rebozo de tu
ausencia.

Sunday, September 17, 2006

Los maitines

La carta me fue entregada
una madrugada ventosa
y con olor a lluvia.

Con manos imprecisas
desgarré el sobre
e inicié la lectura .
¡Cuánta angustia
me roturaba el alma!

No pude nunca imaginar
que las palmeras del oásis
fueran tragadas por las arenas
del desierto.

Te dejo - decía -
con la sensación maldita
de cometer una traición,
pero el infierno que me consume
no me da el valor
de decírtelo de frente.
Las almas débiles
como la mía - continuaba -
se arrugan cual sombras
de la noche al encenderse
las luces del alba.

El amor que me diste - la letra
se tornaba ilegible -
encendió el delirio
en quellos veranos junto
al malecón del lago.

Cómo dejar de lado
nuestros encuentros furtivos
tras los rosales del parque.
Tuve el privilegio
de haber recorrido
el ida y vuelta de una
pasión indescriptible.

Me voy, y para siempre.

Por favor no me busques
- finalizaba -
porque no podría resistir
volver a verte.

Apagué la luz,
dejé la carta sobre el sofá,
tomé un sorbo de agua
y me dirigí, con pasos vacilantes,
rumbo a la capilla para rezar
la primera misa del domingo.

Sunday, September 10, 2006

Celos

No me avergüenzo
de caminar al vaivén
de tu cintura y ser
el siervo matrero
escondido en tus
polleras.

Soy como la hierba mala
que malhecho, mocero
y celoso,
anda pregonando.
con la mano bajo
el poncho, por
las dudas pregunten,
que si alguien osara mirarte
no tendría tabuco
donde esconderse.

Sunday, September 03, 2006

La agonía

Agoniza el dictador
bajo el leve parpadeo
de las velas que circundan
el recinto amurallado.

El miasma maligno
precede a la muerte
que va llegando,
agarrada a los sordos
quejidos de aquellos
torturados durante
larga y sombría
historia, calcada
de otras más viejas,
pero no menos siniestras.

Es el turno
de este amo de negra estirpe
para rendir cuentas
en los sótanos del infierno.

No tiene argumentos
para denostar
al conciliábulo de brujos
que danzan entre
gritos espantosos.

Mucho tiempo separa
a esta hora última
de los habitantes
del silencio, que lo
aguardan pacientemente,
allí donde no existen los traidores,
donde la mortaja iguala a tabla
rasa y el conteo de la eternidad
hará polvo su cadáver.

Sunday, August 27, 2006

Barranca abajo

La primera noche
nos fuimos de copas
al boliche de la bahía
hoy, un destartalado
depósito de cueros.

Volvía yo de un largo
y tedioso viaje,
ella de un divorcio
contradictorio.

Las estrellas
y los tragos hicieron
el resto.
La pasión caminó
sin prisa y sin pausas
por la cabecera de bronce
y el susurro de la brisa
marinera,
aplacó el instinto de dos
seres solitarios.

Cuando las primeras luces
alumbraron el borde
de la cama,
me levanté muy despacio
para no despertarla.

La magia había muerto con las
primeras luces.
Tomé el saco arrugado,
cerré la puerta con sumo
cuidado
y me fui fumando
barranca abajo.

Monday, August 21, 2006

Decirte

Debo responder
al tribunal de mi conciencia
las razones de mi silencio
ante tu clamor desesperado.

Cómo decirte
que los jilgueros
que adornaban nuestro jardín
han escapado para siempre.

Cómo decirte
que la pasión murió
entre los vaivenes
de aquel amor que fue hermoso
y cálido, pero, hoy languidece
escondido en los arrabales
del destino.

Cómo decirte
que no tengo las palabras
necesarias para confesar
que mañana, al despuntar el alba,
me marcharé para siempre.

Sunday, August 13, 2006

Año nuevo.

Soplaron los vientos
del pasado cuando apareciste
entre los vapores de esos
tragos mal habidos.

Creí que el fantasma
de la memoria me estaba
haciendo una jugada e intenté
alcanzarte con pasos
inseguros.

Pero el mundo giraba
de tal manera que no pude
sostenerme agarrado al
mantel de hilo y en la
algarabía de la fiesta,
los pitos y cornetas
anunciaron el año nuevo.

Sentado en el piso ,
entre serpentinas de colores,
con la mirada nublada
imaginé que te ibas
caminando
por el encaje de la noche.

Sunday, August 06, 2006

Adios.

Tenía las manos
manchadas con el
rubor de sus mejillas
y los labios quemados
con lágrimas de sangre.

No quise dejar rastros
que ensuciaran
el nuevo camino.

La abandoné
entre la simiente
de una mañana
cargada de nubes
y no volví la cabeza,
temeroso de no poder
sostener su mirada.

Sunday, July 30, 2006

La espera

Atascado en el lodo
oliendo a pobreza
y esfuerzos vanos,
sintió el pánico
de terminar en aquel pantanal
hediondo, invadido por
moscas verde oscuras.

Había partido
hacía ya, tres días,
buscando un atajo para
llegar al pueblo,
pero el granizo
lo desorientó
en la primera noche.

Sin más armas
que un machete herrumbrado
se aventuró en aquel sitio
inhóspito, poblado
de víboras y alimañas.

Unas leguas atrás,
en un rancho de
adobe y paja,
una mujer de pelo
enmarañado y
mirada febril,
agarrada a los maderos
del catre, intentaba parir
al hijo de aquel hombre
errante entre el barro
y la locura.

Sunday, July 23, 2006

Despertar

Sigilosamente,
cuidando que la cadencia
de su respirar no dejara
de acariciar mi rostro,
quise despertarla,
pero temí descomponer
la estampa desnuda y
frágil
que me enseñó el sortilegio
de navegar por mares
transparentes.

Sunday, July 16, 2006

Aquellos amores

Vine a buscar el pasado
trastornado por las injurias
de este presente que cada
vez que lo miro
me hipnotiza sin clemencia.

Y, cuando abrí las puertas
de ese túnel largo,
oscuro, patético,
me encontré con aquellos
amores que fueron
quedando aprisionados
en el matorral de los
años.

Entonces, no me quedó
más remedio que
saldar las cuentas
y regresar a la lucha.

Sunday, July 02, 2006

La cita

La esperé en el parque
frente al rosedal
a media tarde
de aquel otoño
teñido de amarillo
en la copa de los
árboles.

Soplaba un leve
viento sur
y un escalofrío
imperceptible me
caminó por la garganta.

En el bolsillo de la campera
estaba la carta escrita
con mano temblorosa
como si el temor de las
letras pudieran herir
al ser leídas.

Cuando asomó su figura
sobre el sendero de
pedregullos marrones
y la ví venir sentí
que el silencio
de las primeras sombras
que caían desde el horizonte,
serían los únicos testigos
de aquella cita.

Ajusté la bufanda,
apagué el cigarrillo,
y me dispuse a escucharla
sabiendo, de antemano,
que el arrepentimiento
no serviría para nada.

Saturday, June 24, 2006

El concierto

Ante los vítores y aplausos
de manos enrojecidas,
ella se inclinó con elegancia
apoyando la mano izquierda
sobre el piano de cola.

Tuvo que salir varias veces
salpicada con pétalos de rosas
que alfombraban las maderas
del proscenio.

Con los ojos nublados
por el orgullo del triunfo,
no alcanzaba a distinguir
a esa concurrencia eufórica
que de pié en plateas,
aclamaba a la eximia
pianista.

Cuando el pesado
telón de terciopelo
bordado con hilos de oro,
descendió por última vez,
un llanto desgarrador
sacudió las bambalinas
haciéndola tambalear,
trémula de emoción.

En el último saludo, cuando,
cansada de tanto delirio,
se disponía a enfrentar
a su público, escuchó
contar a un traspunte,
con un tono ciertamente
irónico,
que el primer violín
de la sinfónica
se había fugado con
la soprano ligera
del elenco estable.

Saturday, June 17, 2006

El estribo

Desde el estribo
de mis pecados
quise asirme
al cielo encapotado
pero una marosma
de nubes me negó
el permiso.


En el sueño de la locura,
transpirando entre las cobijas
marcada por la angustia,
de insomnios y desvelos,
trataba de buscar
el equilibrio necesario
para enfrentar a este mundo
insolente y maldito.

En esa oscuridad interminable,
perdida la libertad de morir
en paz,
no sabía muy bien
si el tiempo corría
en algún sentido o
eran los recuerdos
que avanzaban
y retrocedían.

Afuera, entre las
glicinas del jardín
una leve brisa
movía sin ganas
el mandil colgado
del naranjillo.

Saturday, June 10, 2006

El podio

Tuvo el privilegio
de convocar multitudes
cuando los cantos
de sirenas en las
lides políticas
lo catapultaron
al podio de los
triunfadores.

Desde allí
pontificó con la
sapiencia de un
príncipe y la
soberbia de los
conductores sin
frenos.

No midió los riesgos
en aquellas jornadas
jalonadas de adulones
y prestanombres.

Cuando, en el silencio
de la derrota, se percató
que no había ángeles
de la guarda ni compañeros
fieles, intentó, desesperadamente,
retomar el liderazgo.

Pero la suerte esquiva
dióle la espalda, le
soltaron los perros
rabiosos
y en la primera plana
de los diarios vespertinos,
le cerraron definitivamente
los sueños, contando, con
lujo de detalles,
una historia con
ciertos enjuagues
trasnochados.

Saturday, June 03, 2006

Lucidéz

No pude
( o no supe) amarte
cuando los girasoles
flotaban en medio
del campo.

En mi ratos
de lucidéz alcanzo,
todavía,
a embriagarme
con ese olor
a hierba mojada
por el rocío,
que ibas dejando
tras tu caminar alado.

Saturday, May 27, 2006

La camisa azul

En la escalinata del templo,
alejado de los mendigos
que pululan en la entrada
principal en víperas
de los oficios,
recostado en uno
de los escalones,
al cruzar la avenida,
me topeté con este
sujeto que me pedía fuego.

El cigarrillo apretado
entre los dedos vacilantes,
más parecía un porro
que un tabaco normal.

Cuando le dije que no fumaba
me miró con cierto desprecio y,
cambiando el ángulo de tiro,
me preguntó si le podía dar
unos pesos para comer.

Al estirar la mano
para agarrar la limosna
corriose la manga de la
camisa azul y pude ver
en el brazo las marcas
que anunciaban una
colección de pinchazos,
por vaya a saber,
cuantas jeringas.

Dudé un momento
en entregarle el dinero,
para evitar que siguiera
consumiendo, pero, en verdad
lo mío era una gota de agua
en el mar de la vida
y de dí los billetes.

En el noticiero de la noche,
cloaca con varios vertederos,
pasaron el anuncio de que
un auto había atropellado
a un transeúnte, aparentemente
drogado, que cruzaba por la
esquina de la iglesia.

La cámara morbosa,
al hacer el enfoque
me enseñó un brazo que asomaba
bajo los diarios que cubrían
el cuerpo y creí reconocer
aquella camisa color azul.

Saturday, May 20, 2006

Raso blanco

Cuando las colgaduras
de la efímera pasión
terminaron de apagar
tu primer amor,
sentiste la obligación
de cerrar los ojos
para que el odio
que fulguraba
en tus pupilas
no perdiera fuerzas.

El dolor impenitente
se hizo más intenso
cuando descubriste
que todo estaba perdido,
menos el hijo clavado
en tu vientre plano
y sedoso,
concebido en aquellas
noches enardecidas
entre sábanas
de raso blanco.

Saturday, May 13, 2006

Serenata

La serenata encepada
en la trémula voz
de la mañana,
esparció el cantar
de las guitarras
entre tu rostro
y el cielo.

Saturday, May 06, 2006

La llamada

Todos tenemos momentos de cobardía
que nos sorpreden en algún tramo
de la vida.

Un día cualquiera,
del mes pasado,
apareció en el móvil
una llamada perdida
con identificación
de dígitos.

Cuando lo iba a borrar
me picó la curiosidad
de conocer quién estaba
al otro lado de la línea.

Hice el intento
y me respondió una voz
femenina poco audible.

Le comenté el motivo
y si, realmente, se había
equivocado.

No, me dijo.
Yo te conozco.

Mi nombre y apellido
confirmaron que estaba
en lo cierto.

Me quedé, atónito.

¿ Quién eres? pregunté,
y una débil carcajada sonó
irónica en el tartamudeo
de las ondas.

Me lo dijo.

Y en la búsqueda
impaciente por los pliegues
de la memoria
me encontré con una historia
que parecía cerrada para
siempre.

Ahí estaba ella,
aprisionada en las arrugas
que empiezan a florecer
en cuerpo y alma.

¿ Qué hacer ? me pregunté.
Y tuve miedo de desandar
el camino y abrir puertas
clausuradas a cal y canto.

Apagué el teléfono
y al día siguiente
cambié de número.

Saturday, April 29, 2006

La esquela

Escribió la esquela
con mano insegura,
sin saber que sería
la última de su vida.

"Querida madre,
deseo sepas que
estoy bien, esperando
muy pronto termine
esta guerra y pueda
retornar a casa.
Dile a padre
que todas las noches,
mirando las estrellas,
lo recuerdo con amor
y respeto.
Te abraza,
quien mucho te quiere".

Cuando las tropas
tomaron la colina y
arrasaron las trincheras,
el repliegue fue inmediato
y desordenado.

Junto a la casamata
del lado este, donde
el alambrado desprendido
formaba un ovillo gigantesco,
una hoja escrita con letras
desteñidas, flotaba al viento
bajo el fuego cruzado de los
morteros.

Saturday, April 22, 2006

Adios

Cuando colgaban
de las enredaderas
la últimas flores de
una primavera tardía,
nos encontramos
en la librería de la
esquina.

Nadie como ella
supo cantar el aria primegenio
de mis noches en vela.

Su nombre
lo guardo como camafeo
de marfil tallado
en cofre de plata.

Se fue un día
persiguiendo un ideal.
- Tengo poquísimo tiempo -
me dijo.
- Quiero agradecerte lo que tú
desde hace tiempo me brindaste
y al recordarte siempre me lleno
de gratitud .
No sé si volveré,
pero desde donde me encuentre
pediré al Señor de la Vida
por tu felicidad, esa felicidad
que se encuentra en nuestro
propio corazón -

Revolviendo archivos,
entre unos viejos papeles
encontré su carta.

Una extraña sensación
de tibieza me hizo saltar
una lágrima que la sequé
prontamente.
No quise que las
cicatrices del tiempo
volvieran a lastimar.

Saturday, April 15, 2006

El indulto

Cuando las pesadas puertas
de la prisión cerraronse
tras él,
un cuarto de siglo
había transcurrido
desde que el juez
de setencia leyole
la condena.

Temeroso, con el bolso
raído colgando en uno
de sus hombros, avanzó
hacia el retén de salida.

El sol castigaba sin piedad
las calles empedradas
y un rio de sudor
le ensopaba la camisa
descolorida

Un papel amarillento,
escrito con letras
casi infantiles,
lo llevaba a la dirección
indicada.

El tren de las quince quince
lo depositó en el andén
cargado de nostalgias
pueblerinas y recuerdos
casi borrados en los aceros
de la cárcel.

Una semisonrisa
le dibujó los labios
cuando vió los techos
que asomaban entre
las copas añosas
de la alameda.

Nadie salió a recibirlo
cuando cruzó el patio
lleno de trastos
inservibles.

Subía los cuatro
peldaños de madera,
cuando la puerta se
abrió de pronto,
y una voz ronca,
áspera como la vida,
gritó:
-¿Para qué volviste?-

Sunday, April 09, 2006

Soledad

Elegí a la soledad
como la mejor
de mis amigas.
Tiene el sabor
de las cosas
sin nombres ni títulos.
No hay adjetivos
que la califiquen.
Es como el yuyo
que crece entre
los silbidos del viento.
Hay momentos
que me da verguenza
mostrarla, desnuda
y pálida.
La conservo
con la avaricia
de un misántropo,
con los celos
enfermizos de
un soñador sin
sueños.
Es mía, muy mía
y no quiero perderla
en este verano
de hojas muertas.

Sunday, April 02, 2006

La prueba

Le preguntaron si la noche
del crímen estaba en la ciudad.
Dudó en responder,
se aferró a la silla,
y no atinó a secarse
el sudor que le corría
a raudales.

Sí - contestó -
estaba en la ciudad.
-¿ Puede decirme dónde?-
- En la casa de mi madre -
- ¿ Horario? -
La duda volvió al galope
y un fuerte dolor en el pecho
lo abatió aún más.
- Cerca de las 23, y me quedé
hasta pasada la medianoche,
creo, porque no me fijé en
la hora exacta -

El policía con más teatralidad
que oficio, sabiendo las bazas
con las cuales estaba jugando,
abrió sin apuro el cajón
del escritorio y extrajo un
sobre blanco, como el rostro
del hombre interrogado.

- Aquí - dijo - hay unas cartas.
Silencio.
- Sería importante - continuó -
que Ud. reconociera la letra o,
caso contrario, las mando a un
peritaje caligráfico -

Los tambores de guerra
sonaron con rítmo frenético
en aquel corazón perforado ,
vaya uno a saber, por cuantos
alfileres al rojo vivo.

Nada contestó el sospechoso.
Cuando el uniformado intentaba
introducir la mano para sacar
los papeles, un sollozo
explotó al otro lado del
escritorio y en un grito
que salió alarido, exclamó:
- Yo la maté, señor -
- Yo la maté por amor -

Saturday, March 25, 2006

Las cuentas

Afuera montaban guardia
los sicarios del gobernador
para ajustar cuentas
pendientes desde la última
juerga en el quilombo
de la Marta.

Pensó en escapar
por los techos,
pero desechó la idea.
Con la pierna coja
resultaría casi imposible
escalar el muro
y correr por el cinc acanalado.

Buscó abajo del mostrador
una puerta trampa salvadora
que lo llevara al sótano,
pero el piso de madera,
gastado y sucio,
no mostraba salientes
ni manijas.

El depósito pegado al bar
era inaccesible porque la
puerta de chapa,
estaba cerrada con
tranca y llave.

Se acordó de Antonia
con su mirar profundo,
de su manos cálidas
y su forma de amar
con pasión y ternura.

Esquivó la angustia
que caminaba por las
cornisas de la noche,
y se mordió los labios
para no llorar.

-Dios padre - murmuró
- ten piedad de este indio
estúpido que nunca te
pide nada -; le respondieron
los grillos escondidos en las
paredes carcomidas.

Evidentemente, no había
alternativas.
Recargó el 38 largo,
amartilló el percutor,
escupió el último resto
de tabaco, y salió
a morir matando.

Saturday, March 18, 2006

La visita

Llovía torrencialmente
cuando sonó el timbre,
estridente, rompiendo
el silencio de la siesta.

La figura empapada
algo gacha, apoyada
en un bastón de algararrobo
insistía con el dedo pegado
al interruptor.

Un soplo de sospecha
nubló, ligeramente,
los ojos de mi madre
parada en el descando
de la escalera, sin atreverse
a bajar hasta la puerta
de calle.

Desde el dormitorio yo
espiaba aquella escena
teñida con cierto temblor
en la boca del estómago.

La lluvia agitaba
los árboles del parque
y la humedad hacía más
pegajoso el verano tardío.

Cuando ella abrió la puerta
una leve corriente de aire
cruzó el espacio salpicando
con pequeñas gotas la
vieja alfombra persa
despelechada por los años.

La exclamación de su voz,
la recuerdo aún hoy
cuando veo llover como
aquel día en que mamá,
al abrir la cancela
se encontró cara a cara,
con un anciano
destruído por la vida,
que , mirándola mansamente
como perro enfermo,
le dijo quédamente:
- Sé que no tengo derecho
a mirarte la cara,
pero, mujer, ¿ me dejarías
morir en mi casa?

Saturday, March 11, 2006

Cerro Concepción

Nunca antes
se había llegado tan lejos
en esa disputa por el cerro
que separaba las dos
propiedades y daba sombras
al pueblo recostado
en la ladera este.

El litigio no se amparaba
en títulos ni herencias,
tampoco en fallos
judiciales o en pergaminos
coloniales apolillados
en vaya saber que registros.

La cuestión pasaba
por amores clandestinos
en circunstancias oscuras
y perdidas en la memoria
pueblerina.

Nadie se atrevía a contar que
Concepción Rojas de Arévalo,
legalmente casada
con libreta y cura,
enamorose perdidamente,
sin vergüenza y con pasión
bastante desenfrenada,
del francés vendedor
de baratijas y brebajes
para el dolor de muelas ,
que recaló en el poblado
al final del invierno,
un montón de años atrás.

Cuando el rumor llegó
al campo de los Arévalo,
habían pasado varios meses,
casi un año.
En el interín, el astuto galo,
con dineros ganados
en sus andanzas y joyas
que la Concepción aportara,
adquirió unas leguas
al otro lado del cerro que
servía como muro de contensión
con la estancia "La Purísima"
del mismísimo marido de la
dama encamotada.

Una tarde, como Dios manda,
el honor empuja y los celos
ejecutan,
galopó Sebastián Arévalo
carabina en ristre hacia
el otro lado del cerro.
Uno de sus peones siguió
a la señora de la casa que,
habiendo partido,
siesta de por medio,
se refocilaba con su
amante bonapartista.

El encuentro fué para dirimir
lo que una pollera puede causar
cuando el sol calienta
el bajo vientre.
Se cruzaron dos disparos,
uno salió de la carabina
Remington que portaba
el hombre de a caballo y,
el otro, de una escopeta
calibre 16, un solo caño,
pavonada y con culata de
cedro repujado.

Actualmente, las tierras de
doña Concepción Rojas ,
viuda de Arévalo, se
extienden en ambas
pendientes del cerro que,
por gentileza del alcalde,
calzonudo de primer turno,
fué llamado Concepción
para pagar los favores
de tan ilustre dama,
mientras que en el cementerio,
dos tumbas, casi abandonadas,
separadas por un sendero
de tierra, se miran de reojo,
todos los santos días.

Saturday, March 04, 2006

El cortejo

El sonido de la aldaba
quebró la transparencia
de la madrugada,
mezclándose con los
primeros trinos de
las aves invernales.

El sudor frío
marcó la camisa
blanca e impoluta
con dos largas rayas
sobre la pechera
almidonada.

Era el momento
de enfrentar el llanto
que brotaba de aquellos
ojos marrones y se perdía
entre la rosas amarillas
adocenadas en jarrones
de porcelana china.

Tomó el abrigo
y, devotamente, se
lo echó a la espalda.
Sombrero y bastón
lo aguardaban en el
vestíbulo
enmaderado y tibio.

Afuera, en el coche
tirado por cuatro alazanes
ataviados con negros crespones
donde reposaba el cuerpo
de su amada,
formaba el cortejo
numeroso y doliente
para emprender el camino
sin retorno.

Saturday, February 25, 2006

Cartagena de Indias

En la ciénaga de la Vírgen
mirando al convento
de la Popa,
deslumbrado por el sol
de Cartagena,
me pareció descubrir
el velero bergantín
que me enseñara Espronceda
en aquellos sus versos
desplegados al viento.

En ese niño que aún
sobrevive entre
los sueños largamente
dormidos,
la visión de las murallas
que corren desde el Reducto
hasta Santa Catalina
hizo aparecer al capitán
de artillería ordenando
que los siete cañones
defendieran a sangre y fuego
la ciudadela atacada
por el pirata Drake.

En esa película deslumbrante y
multicolor que la adrenalina
lúdica nos hace volar
a alturas insospechadas
vi a la flota pirata retornar
mar adentro,
cuando la voz del guía
me quebró el delirio
y no tuve más remedio
que continuar la visita.

Saturday, February 18, 2006

La novia

Tuvo la gentileza
de guardar celosamente
el secreto que nos condenaba
al infierno más temido.

En el tibio centelleo
de su boca aterciopelada,
libé en incontables noches,
la pasión de un
verano desenfrenado.

La amé entre torcazas
y flores silvestres,
en el arroyo de
piedras blancas
y en el dulce rilar de
las mañanitas frescas.

Cuando venía a casa
obligada por el rito
de las visitas de cumplido,
se sentaba, muy estirada,
en el sofá color mostaza,
sosteniendo una taza de té
humeante.

En esas tenidas
sufría como un
condenado esperando
que el arcano abriera
sus compuertas y un río
de agua hirviendo
me arrastrara al fondo
de las calígines.

Quién de la familia
podría haber aceptado
que ese adolescente,
lampiño y contestatario,
hubierase enamorado
de la novia de
su hermano.

Saturday, February 11, 2006

La limosna

Hincado ante el santo
estaba el Horacio,
rogando fervorosamente
que la lotería de esa noche
le resultara favorecida.

En su mente algo infantil,
a pesar de sus largos
cuarenta,
creía que rezando
solucionaría todos
sus problemas.
Y éste, sí que era denso
como noche de tormenta.

Había jugado a los naipes
en el boliche de Aparicio
perdiendo hasta los
calzones de fiesta,
amén de unos pocos pesos
y el cuchillo repujado.

La maldita suerte
le sacó de quicio,
y lo peor de todo
es que al día siguiente,
con cura y misa
de esponsales,
se casaba con la Zoila.

Cruzó los dedos,
hizo el nombre del padre
y salió presuroso
de la iglesia,
no sin antes manotear
la alcancía
para juntarse con
algunas monedas;
bueno sería que ,
después de tanto rezo,
el santo que andaba
medio sordo últimamente,
no le hubiera escuchado.

Friday, February 03, 2006

Pequeña historia

El temblor en los labios
se hizo màs evidente
cuando intuyò la presencia
de esa dama
en el salòn de invierno.

No se veìan
desde una lejana primavera en
que la maldad de los humanos,
interpuso una larga serie
de confusas malidicencias.

El puente entre ambos
se quebrò de inmediato
y el rencor hizo el
corte definitivo.
Ella se fué
sin saber que habìa
un hijo en camino
y èl, quedose probando
el sabor amargo del
abandono.

Cuando giró, para enfrentar
a la visita, no pudo creer
lo que tenìa delante.
No era la que esperaba
sin duda alguna,
porque los años
no pasan en vano.
Sin embargo, una voz
tìmida y angustiada,
dejò escapar sin ambages:
-¿ Es Ud. mi padre? -

Saturday, January 28, 2006

Añoranzas

Con la parsimonia que
le permitìan los años,
avanzó con paso lento
hasta el estrado ornado
con banderas y
guirnaldas.

Arribó a esas tierras
siendo un mozo
veinteañero,
pobre de solemnidad
y sin hablar una
jota del idioma.
Trabajó de sol a sol,
ganó y perdió fortunas,
encontró amores morenos
que le dieron una
vasta prole
y hoy, casi sesenta
años despuès,
trepaba al podio
para recibir un
pergamino con
cientos de firmas.

Ese abuelo perdido
entre la multitud de
aplausos,
sintió en sus venas
casi frìas, un ligero
correr de añoranzas
evocando aquel pueblo
que abandonò hacia
la Amèrica.

Monday, January 23, 2006

El duelo

Cuando los aceros
se cruzaron,
al compás de jadeos y
sudores,
una corriente de muerte
se apoderó
del ambiente
saturado de
fritangas.

Sábado a la tarde,
naipes marcados,
una alusión a
cierta dama con
marca en el orillo,
gatilló el entredicho
entre el capatáz y el
encargado de la usina.

Ninguno de los presentes
quiso anticipar el resultado
por temor a quedar
enganchados en alguna
venganza tardía.

Cuando el comisario
con dos efectivos,
portadores de carabinas
recortadas y gastadas
por el tiempo,
dijeron presente
carajeando para
imponer respeto,
los cuchillos quedaron
suspendidos en
el aire.

Las ganas de achurar
al rival eran muchas,
pero el temor a la
autoridad era
mucho mayor.
Algunos, en el obraje,
habían conocido
el cepo implacable
y era aconsejable dejar
el convite
para mejor oportunidad.

Cada uno se fué
a un rincón,
mientras el
sargento primero,
gordo, desdentado
y catingudo
tomo posición
en el centro de la escena
y con voz de milicia
bien entendida, gritó:
"¡Una caña doble!"
Y se mandó el taco
al garguero,
sin mirar a los
subordinados que no
les quedó mas remedio
que pasarse la lengua por los
labios resecos.

Thursday, January 19, 2006

El baile

El protocolo exigía
traje de etiqueta.
"Qué antigüedad - pensó -
para estos tiempos" pero,
luego se dijo, que la fiesta
en aquel hotel
de habitaciones augustas,
merecía el vestido largo
y los pendientes de
agua marina.

Cuando el Brindis
de la Traviata arrancó
los primeros compases,
el corazón inició un
galope desconocido
y un ligero escalofrío
la hizo pestañear.

Frente a ella,
con garbo y categoría,
un coronel de la guardia
le solicitaba el placer
de la danza.

Sobre el piso espejado
y bajo techos de fina
arquitectura,
sintió que se mecía
en una barca entre
espumas perfumadas y
emociones cristalinas.

Apenas despertóse
aquella mañana
se miró, detenidamente,
en el espejo preguntado
dónde había estado
la noche pasada.
No hubo respuestas
y con la brisa de la
montaña un zorzal
desorientado,
se posó sobre la cama.

Sunday, January 15, 2006

Traición

Tuvo razón cuando
me dijo, mirándome
bien de frente,
que mi traición
le había partido
el alma.

No atiné a balbucear
una disculpa
porque la daga fué
clavada hasta el fondo,
sin misericordia,
y sus ojos,
nublados por el odio,
me escupieron sin piedad.

Cuando las hojas del
otoño intentaban teñir
de blanco
los años de mi vida,
la encontré una mañana,
a la vuelta de una esquina.
Abrí la boca para ensayar
un saludo, pero las mismas
pupilas cargadas de viejos
rencores me
ignoraron para siempre.

Thursday, January 12, 2006

El juicio

Conforme a derecho,
el fiscal solicitó la
pena de muerte.
La sala de audiencias
colmada hasta los techos,
guardó un silencio
que pesaba en el ambiente
como plomo en quintales.
El juez observó
al jurado
y el acusado, tembloroso,
casi patético,
apoyó la cabeza
en ambas manos.
Por su mente
afiebrada y confusa
se deslizó la visión
sombría de una
pasión torturante
y torturada,
que lo llevó a rastras,
en un río de sangre,
aquel lejano domingo
de Ramos.

Monday, January 09, 2006

La guerra

Temblaron los cimientos
de aquella hermosa casa
cuando las bombas
hicieron blanco
en los patios vecinos.
Era la guerra
barriendo vidas
con olor a pólvora
y ladrillos calcinados.
Fueron momentos
de la humanidad
inundados de dolor
y sangre.
Pero esa historia
se repite
a cada instante
sin querer
darnos cuenta
que somos hijos
de la misma madre.

Thursday, January 05, 2006

Don Agapito

Erase un almacén
de ramos generales
donde convivian
por doquier
caramelos de miel,
harinas en bolsas,
galletas a prueba
de picos,
jamones sobre
mostrador de madera
sobada, petardos,
bombitas eléctricas
y un sinfin de aromas
que pasaban desde el ajo
hasta la pimienta en granos.

Tenía permiso
para hacer los mandados,
siempre y cuando
cruzara las dos esquinas
mirando a ambos lados
en aquella calle empedrada
donde pasaba un tranvía
cada muerte de obispo.

Pero la excursión valía
la pena
porque Don Agapito,
al finalizar la compra,
regalaba un puñado de
caramelos
y con esa voz en
tono a ríadas gallegas,
gritaba:
-¡Joder, hombre,
qué grande estáis!-

Tuesday, January 03, 2006

Rapsodia

Aquel verano
fue como una rapsodia
paseando por las calles
de Budapest.
Nos amamos
como pudimos
entre las esquirlas
de nuestros viejos
resentimientos.
Vaya uno a saber
cómo se puede amar
y odiar al mismo tiempo,
sin espacios ni concesiones.
No tuvimos el valor
de romper los estigmas
marcados a fuego,
por los tabúes familiares.
Y cuando acabó el verano,
junto a las primeras hojas
desprendidas por el otoño,
no encontramos sin fuerzas
para enfrentar al destino.
En la añosa estación
de ladrillos rojos,
la ví subir al tren
con su maleta gastada,
con rumbo incierto.
Escondido en una
de las plataformas
quise ser el viento
para seguirla,
pero me quedé sorbiendo
el llanto que me apretaba
la garganta.