La ruta de la paloma
era para ella
un tramo imperdible
en las tardes de verano.
Cuando enero
maduraba cerca
de febrero,
llegábamos en
tropel a la casa
de mis abuelos,
muy cerca de
las arenas húmedas
del rio.
Allí estaba ella
salpicada
por el sol,
la luna,
las estrellas,
el canto de
los pájaros
y el volar
de las palomas.
Juntos emprendíamos
la búsqueda del tesoro
creyendo que esas palomas
eran mensajeras
volando hacia
islas invisibles.
Crecimos,
dejamos la inocencia
y cuando quisimos
despertar,
nos perdimos entre
el humo de los
veranos infantiles.
6 comments:
Fer:
cada vez que leo uno de tus poemas me convenzo más de que sos un "pintor de palabras".
Un cariño enorme
realmente, son tan concretas las imágenes que casi se ven, y siempre encierran algo profundo
La evocación de la inocencia, al parecer no perdida, sólo rezagada entre las brumas de un cielo bajo y poblado de vuelos...
Un besito
Estoy de acuerdo IndianGuman, Don Fer mantiene los suaves ojos de un niño, por eso es tan dulce ¿verdad Don Fernando?
Al susodicho lo podrías matar con este texto de las Palomas Mensajeras, ya ves que el hombre tiene esa debilidad (no debo quejarme, al menos prefiere las plumas a las minifaldas)
Voy a leer con la calma de este Sabado y un café recién hechesito, ahhhh que día ;)
Gracias por la invitación
Palomas que aterrizan en la imaginación del niño que seremos.
Tus poemas son historias de gran belleza y gracia, con una fluidez que envidio gratamente. Me gusta mucho leerlos.
Saludos,
Tino RO
Qué lindos, me los imagino volando como aves.
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